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Proyecto Investigación y Conservación de Izapa
2022-09-12
Alejandro J. Uriarte Torres
Ivonne A. Pérez Alcántara

Dirección de Estudios Arqueológicos/INAH


El sitio arqueológico

Izapa se localiza en el municipio de Tuxtla Chico, al sureste del estado de Chiapas, en una zona de pie de monte en la ribera oeste del río Izapa, dentro de la región históricamente conocida como el Soconusco. Las investigaciones arqueológicas en Izapa, realizadas de forma intermitente desde la década de 1930 hasta la fecha, han permitido identificar una historia de ocupación cuyos orígenes se remontan al Preclásico Temprano (ca. 1800 a.C.), extendiéndose hasta el Posclásico Temprano (1200 d.C.). El área central de Izapa cubrió un área aproximada de 200 ha, en donde se han documentado alrededor de 161 estructuras, con un patrón de asentamiento ordenado y organizado en torno a ocho grupos de plazas delimitadas por construcciones que alcanzaron alturas de hasta 22 m (Estructura 60) y cubrieron superficies de hasta 28000 m2 (Estructura 30). En torno al área con arquitectura monumental, se localizó un asentamiento disperso que debió incluir áreas habitacionales que sólo han sido intervenidas de forma parcial hasta el momento. De igual forma, Izapa se caracteriza por la riqueza de su corpus escultórico, con más de 300 elementos reportados entre los que se encuentran estelas y altares, algunos de ellos de gran riqueza iconográfica dentro de un estilo característico del sitio, además de tronos, columnas, esferas, pilas y diversos monumentos misceláneos. De acuerdo a la información disponible, Izapa alcanzó su mayor desarrollo hacia el Preclásico Tardío (300-50 a.C.), cuando el sitio debió ser una cabecera política de primer orden dentro de la región del Soconusco.

En 2002, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la declaratoria por la cual se establece la Zona de Monumentos Arqueológicos de Izapa, la cual incorporó un área de 127 ha en las que se localizan los principales grupos de plaza del asentamiento y sus monumentos asociados. Sin embargo, a pesar de esta declaratoria, la zona arqueológica se encuentra actualmente bajo un régimen de propiedad privada que incluye a los tres conjuntos abiertos parcialmente al público (Grupos A, B y F), con un uso de suelo principalmente hortícola y con un núcleo de población asentado sobre el sitio arqueológico, lo cual ha generado diversos problemas de conservación e incidido en el desarrollo de las labores de investigación en Izapa. En efecto, actualmente se observan severas afectaciones en los vestigios arqueológicos en el sitio, producto de actividades productivas y de las necesidades de vivienda e infraestructura requeridas por la población contemporánea, poniendo en riesgo la preservación del patrimonio arqueológico de un sitio que, por sus características, es uno de los asentamientos claves para estudiar el desarrollo de las sociedades tempranas en Mesoamérica.

El Proyecto Investigación y Conservación de Izapa
En 2016 iniciaron las actividades del Proyecto Investigación y Conservación de Izapa (PICI) de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, con dos objetivos básicos: por una parte, se pretende efectuar diagnósticos precisos acerca del estado de conservación del sitio con la finalidad de determinar el grado de afectación de sus distintos componentes (arquitectónicos, escultóricos, urbanísticos), y así proponer estrategias particulares de preservación del patrimonio arqueológico; por otro lado, el proyecto se plantea la continuación de la investigación arqueológica en el sitio, con un énfasis en el estudio de la organización social durante el periodo Preclásico.

Las labores efectuadas durante la primera temporada del PICI en 2016, tuvieron como finalidad efectuar el registro y diagnóstico de las estructuras prehispánicas localizadas en las áreas abiertas al público en los Grupos A, B y F. Esta tarea implicó la actualización de la cartografía, para lo cual fue necesario realizar nuevos levantamientos arquitectónicos y topográficos de las estructuras mediante el empleo de estación total, lo cual ha permitido la generación de modelos digitales tridimensionales. De igual forma, se efectuó la inspección de cada uno de los elementos arquitectónicos, con la finalidad de registrar las afectaciones y el grado de deterioro que presentan cada uno de estos. Para sistematizar, evaluar y monitorear las afectaciones de las estructuras, toda la información recuperada se ha sistematizado dentro de bases de datos georreferenciadas en un Sistema de Información Geográfica (SIG), lo cual nos ha permitido identificar las prioridades de conservación y comenzar a proponer acciones a corto, mediano y largo plazo.

Hasta el momento, el avance en el diagnóstico de los grupos abiertos al público nos ha permitido identificar las principales afectaciones a las que están expuestas las estructuras arqueológicas. En el Grupo F, el cuál es el único que presenta edificios restaurados, se ha observado que la mayor parte de las afectaciones son resultado de una degradación del material cementante utilizado durante la consolidación de las estructuras originalmente efectuada en la década de 1960, lo cual ha traído consigo una serie de daños que incluyen colapsos y pérdida de elementos constructivos, inestabilidad estructural de los edificios, filtraciones de humedad y el crecimiento de vegetación sobre las construcciones. En el caso de los Grupos A y B, que carecen de edificios restaurados, la mayor parte de las afectaciones identificadas son de carácter antrópico, e incluyen hundimientos en áreas excavadas por proyectos de investigación anteriores, pero principalmente, daños causados por la ocupación contemporánea del área entre los que se encuentran la construcción de viviendas sobre o en las cercanías de los edificios, la colocación de alambradas que delimitan los terrenos, las actividades hortícolas, y la colocación de infraestructura como los tendidos eléctricos o la construcción de caminos modernos.

En temporadas futuras, se plantea continuar con la realización de estos diagnósticos en otros sectores del sitio, pero también comenzar algunas intervenciones tendientes a resolver algunos de los problemas ya identificados. En particular, se pretenden efectuar trabajos de consolidación en los edificios que presentan un elevado nivel de afectaciones, con el fin de asegurar su conservación y evitar su deterioro inmediato. De igual forma, se planea comenzar con el diagnóstico del estado de conservación de los monumentos, con el fin de proponer acciones de conservación de los mismos, ya que muchos de ellos muestran los efectos de un prolongado intemperismo.

Comentarios finales
El estudio y conservación del patrimonio arqueológico es una de las tareas sustantivas y fundamentales del INAH. Sin embargo, en muchas ocasiones, los sitios arqueológicos se encuentran constantemente en riesgo por actividades que van desde el saqueo, hasta su destrucción causada por el desarrollo de obras de infraestructura modernas. En el caso de Izapa, que es uno de los asentamientos más importantes del periodo Preclásico en la costa del pacífico chiapaneco y fundamental para entender la interacción con otros asentamientos mesoamericanos tempranos, su conservación se ve seriamente afectada en parte como resultado de las dinámicas poblacionales actuales, así como del deterioro causado por la exposición de los vestigios arqueológicos en las áreas abiertas al público. Es por esto, que la labor desarrollada por el PICI hasta el momento y sustentada en el diagnóstico preciso de las afectaciones que presentan los vestigios arqueológicos de Izapa, resulta una tarea fundamental para delinear acciones y estrategias que permitan la conservación a largo plazo de este importante asentamiento.

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